martes, 25 de marzo de 2008

NOCHE 12 - "BUT I'M A CREEP. I'M A WEIRDO. WHAT THE HELL AM I DOIN' HERE?".

Había conocido a Alexandra y todo pinche mundo en El Escándalo me ubicaba.

Ahora bien ¿por qué desistí en proponerle grabarle? Eventualmente, conocí su secreto.

A través de los meses, los motivos para hacer “Noche Efímera” mutaron: empezó siendo un registro antropológico y sociológico de un entorno estigmatizado ciega e ignorantemente, que según yo, necesitaba ser conocido bajo otra perspectiva para posteriormente ser valorado en su justa medida; pasó a una indagación para saber del “personaje” del que se apropian estas mujeres; “la femme fatale”, “la lolita”, “la ninfomana ” o “la mujer misteriosa”. E inevitablemente terminó por convertirse en una obsesiva necesidad de conocer a la “persona” y su vida privada.

Por ende, andar agarrando nalgas, metiendo dedos en vaginas, chupando senos, besando a la que se dejara y tratando a todas cómo viles putas, nunca fue lo mío. Curiosamente, en no pocas ocasiones, fueron ellas mismas las que me cuestionaron por qué no me atrevía o animaba a tocarlas.

Será porque lo que a mí me interesaba era observar cada y uno de los detalles que se gestaban por mínimos que fueran estos: el grotesco y misógino desfile de las chicas en la(s) pista(s) al iniciar la jornada cómo si estuvieran exhibiendo carne; el cliente con altos grados etílicos en la sangre, peleando con el capitán del lugar negándose a pagar su cuenta alegando que le han cobrado de más; el caótico tránsito de mujeres por los pasillos del lugar; la boletera a la cuál le ha llamado la atención el gerente porque no está atenta en hacer bien su trabajo; la joven que revela su pudor, cuándo pide que bajen las luces lo más posible al momento de su desnudo…

El pasar varias horas hasta que el amanecer me alcanzara, sentado, tomando una, dos, tres, cuatro cervezas (o las que el cuerpo y el bolsillo aguantaran); seguramente teniendo a “Enjoy the Silence” de Depeche Mode o “Goodbye Horses” de Q. Lazzarus de fondo, mientras que las luces estroboscopicas hacían su función de alterar los sentidos; servía para documentarme cómo Dios manda y hasta me daba oportunidad de andar de ocioso haciendo estúpidas preguntas cómo por ejemplo:

- ¿Quién es la mujer con el nombre (o mejor dicho, seudónimo) más extravagante (por no decir, más presuntuoso)? Ahí están peleándose el título Ameyali, Beyonce, Caricia, Celeste, Charlotte, Damian, Danger, Dangina, Fanny, Galaxia, Halloween (¿?), Ileyan, Jordan, Karuna, Loreto, Lynn, Matrix, Maxine, Mistique, Mónaco, Montana, Ninfa, Nirvana, Sakura, Suleika o Tequila (¡En serio, existen jóvenes a las cuáles no les importa qué tan naco pueda escucharse y se hacen llamar así!).

- ¿Cuáles son los nombres que con más frecuencia se repiten? Probablemente el plenilunio depare destinos insospechados, probablemente no. Posiblemente se labre un futuro, posiblemente de forma inexonerable, no. Sin embargo, ineluctablemente uno se topará a través de unas cuantas horas, con mujeres con nombres convertidos en lugares comunes cómo Allison, Anahi, Azul, Brisa, Dafne, Jessica, Lluvia, Perla, Shakira, Sharon, Vanesa y Yadhira.

- ¿Cuáles son los vestuarios o disfraces elegidos por las damas, que más rifan y cuáles son los más gachitos? Definitivamente vestirse de enfermera siempre será más efectivo que toda clase de palabras cochinotas susurradas al oído. También el combo lencería de encaje + plataformas extremadamente altas puede estimular para que los niveles de testosterona, se eleven. Ya cómo fetiche personal siempre estuvo el look de secretaria ejecutiva que la neta jala greña: lentes, adornito en el cuello, brassiere, faldita y tacones. ¡Uhu, que viva el look de secretaria!


Por otra parte, sigo sin comprender por qué a todo mundo le mata ver viejas disfrazadas de vaquerita, policía, bombero o de edecan de automovilismo. ¿Quién demonios les dijo que se podían ver interesantes con esos uniformes? Chicas, dejen de ponerse esos horribles trajes completos pegados al cuerpo y ya, todos contentos.

- ¿Qué canción debería de estar prohibida en estos lugares? “Creep” de Radiohead. O sea, la rola es muy buena, funciona perfectamente para quitarse la ropa y seguramente Thom Yorke recibirá el cielo por haberla compuesto; pero ¿qué pinche necesidad de quemarla de esa manera? Y es que habiendo tantas y tantas buenas canciones, todas, sin excepción, al menos una vez la han utilizado; cómo si representara una democratización: se puede escuchar desde el antro más elitista hasta en el congal más infecto. Además, siempre he tenido la misma duda: ¿las chicas sabrán el significado de la letra y eso es lo que las une? ¿Pensarán ingenuamente que es la quinta esencia de la sofisticación? ¿Entenderán que la canción habla de perdedores y en realidad es demasiado pesimista?

- ¿Cuál es el peor elemento en la decoración existente que uno puede apreciar? Estoy en una disyuntiva: si en la entrada de un antro te recibe una marquesina con un letrero que reza “EL LUGAR CON CLASE”, bajas la mirada y lo primero que ves, es una tosca figura de un tigre blanco; sabes por lo menos una cosa; entrar ahí es ateniéndote a las consecuencias. Ese momento totalmente sui generis, el cuál se podía apreciar en el MIROG, compite contra la correspondiente horrible efigie de un perro dálmata de LA CORBATA (¿?), el altar churrigueresco de La Tentación y la estorbosa plataforma en forma de diamante en medio de plena pista del QUEENS PABELLÓN COPILCO.

Historias nacían, crecían, se reproducían y morían en mi mesa. Y ese ciclo me servía para clasificar y catalogar a las chicas del lugar. Vamos, realizar una cosmografía del mismo, para saber posteriormente a quiénes convenía dirigirles la palabra y con quiénes era mejor ni intentarlo. Hecha la disección, conocí que existen principalmente tres grupos bien definidos que dominan el territorio:

- “LAS DIVAS” – Ellas no buscan clientes de mesa en mesa, tú eres el que debes de buscarlas y solicitarlas…con el riesgo de ser objeto del desaire despiadado. Féminas extranjeras (y en menor medida nacionales) excesivamente operadas o con cuerpos (casi) perfectos que disfrutan ser observadas y deseadas, no por nada son las “femmes fatales” por antonomasia; aquellas que se distinguen porque en la pista, están más preocupadas en verse al espejo más cercano o buscando un cómplice que se derrita cual hielo ante sus pies para así sentirse cachondas; que en bailar.

- “LAS STARLETS” – El contingente más nutrido del lugar. Básicamente son las chavas más accesibles y las menos prejuiciosas. O sea, el mero buen pedo. Son aquellas que te pueden dejar con la boca abierta con una presentación impredecible y una selección musical súper original; las responsables que puedas hablar amenamente sin que te des cuenta que han pasado varias horas desde que llegaron a tu mesa; las personas que demuestran que hasta encuerarse, acompañar a un grupo de monos y platicar tiene su chiste y que mucho consiste en el estilo y la actitud.

- “LA ESCORIA” – Alcohólicas y/o drogadictas, promiscuas, abusivas, vulgares, ex – vedettes en desgracia, decadentes, en muchos casos “wannabe” (entiéndase con esto, aquellas que viven y trabajan para rendirle culto y tributo a lo inauténtico); mujeres que en términos estéticos tienen físicos diametralmente opuestos a los ideales y estándares de belleza impuestos por el table dance; en menor medida, “has been” con cuerpos dónde el tiempo ha cobrado factura y la fama las abandonó; tendientes todas ellas a brindar shows ofensivos al buen gusto: algunas, parecen más, que están resolviendo ecuaciones matemáticas porque su mente y su cuerpo están en lugares distintos; otras hacen actos aburridísimos acompañadas por canciones en sus versiones remix horribles y eternos (Zzzzz…) y unas cuantas más provocan el mero humor involuntario por su torpeza. Cualquier semejanza con Esmeralda NO es mera coincidencia.

- Y en medio de las “Starlets” y “La Escoria”; se forma una sub categoría que se podría definir como “GUILTY PLEASURES”: no son bellezas impresionantes, tampoco son esperpentos; simplemente tienen su lado encantador muy particular por lo que no son para todos los gustos. Xavier Velasco, en su libro “Luna Llena en las Rocas: Crónicas de Antronautas y Licántropos”; escribió al respecto, una definición que me fascinó: “...son aquellas cuya exótica hermosura se ríe de la perfección; y es más: sus imperfecciones, de por sí ajenas a la asepsia común del Factor Barbie, son el magneto fatal que les da misteriosos poderes sobre aquellos que aprecian cuanto es único. Mujeres asimétricas, desdeñosas del modelo o desdeñadas por él, cuya sensualidad vive unas millas más allá o más acá de las muecas fenicias que dan al Factor Barbie la espontaneidad propia de un infomercial. Mujeres que jamás se sientieron beldades, pero igual se sentí
an seductoras. Mujeres cazadoras, amazonas vampíricas, chicas acaudaladas de experiencia y olvidadizas de toda parvulez...”(1).

Por supuesto, ni todas las “Divas” son inalcanzables, ni todas las “Starlets” son la buena onda en persona, ni todas las que integran “La Escoria” son nefastas. Todo depende del tacto con la que uno se conduzca… y la suerte que se tenga.

Técnicamente, existe una clasificación “oficial” que coloca, según el criterio de los dueños, en diferentes “niveles” a éstas muchachas, dependiendo de su físico (y en algunas ocasiones, por su nacionalidad). Obviamente el “Primer Nivel” corresponde a mujeres argentinas, brasileñas, checas, croatas y una que otra mexicana de físico espectacular y que por ende, tienen mejores sueldos y mayores privilegios; así hasta llegar a las que son consideradas “De Piso” o “De Salón”o sea, que ni siquiera tienen el derecho de bailar y en algunos casos deben de trabajar doble turno por bajos sueldos. Hay lugares en los que exclusivamente trabajan chicas de cierto “nivel”. Por ejemplo, las del “Primer Nivel”, sobre todo se encuentran en los “trendy” y…
¡tómala, ya me desvié demasiado del punto!

El entrometerme en los respectivos dramas de estas mujeres; me llevó a escuchar azarosamente, pizcas de temas cómo: lo agobiante de su presente, la imposibilidad de ocultar su pasado que las condujo a trabajar ahí y la incertidumbre por su futuro. Sin embargo, pesaba más la desconfianza, el hermetismo, la prudencia. El ambiente obvia y notoriamente las maleó, les endureció el carácter, las hizo inexpresivas.

Así que, mi afán de acercarme con ellas fue a base de preguntas cómo ¿Qué me cuentas? o ¿Qué hay de nuevo? A pesar de lo sincero de las preguntas; la reacción natural de ellas era desconcertarse cómo si les hubiera dicho Quiero olerte las axilas, viéndome como si las hubiera humillando y su respuesta se limitaba a “Nada ¿qué quieres que te diga?” o “¿Qué quieres saber?”en un tono serio o con una alta carga de sarcasmo.

Por consiguiente, así descubrí el camuflaje de Alexandra: la rebeldía que destilaba, la actitud que despedía, la vestimenta que portaba, la música con la que gozaba prender fuego a la pista; la promiscuidad que presumía, la vulgaridad de la que alardeaba y la desfachatez que soltaba, sólo eran escudos.

En realidad, tenía cada quincena frente a mí, a una joven que necesitaba confesar en un estado vulnerable su tristeza, porque después de pasar la mitad del día en una actividad endiabladamente sofocante, pasaba el resto dormida así como cumpliendo sus funciones de madre soltera y ama de casa. Vamos, Alexandra prácticamente no tenía vida.

Pero entonces ¿para qué pregonarlo para que uno se enterara y simultaneamente negar contar de más?

Me explico: no tardé mucho en saber que tenía un hijo llamado ULISES, el cuál sufría déficit de atención y haciendo cálculos, ella lo tuvo por ahí de los 16 años; producto de una relación fallida. Era de Monterrey, Nuevo León, en realidad su nombre era SANDRA y al momento de conocerla tenía 25 y su hijo 9. Su desencanto consistía en pensar la imposibilidad de estudiar una carrera universitaria y que su rutina la llevaba del trabajo a la casa y viceversa, así sucesivamente.

El hecho, es que al estar consciente de su situación, al preguntar ¿Qué me cuentas? no era para intentar hacerla sentir mal, sino porque en realidad estaba interesado en saber de ella. Pero al parecer, eso ella nunca lo entendio. Reitero, la constante era regurgitar su presente cada vez que se daba la oportunidad, pero siempre consciente de no revelar más de lo necesario, cambiando mejor abruptamente la conversación.

Debo de confesar mi desánimo por las escuetas respuestas que escuchaba. Notaba aparte, que cada vez que asistía a El Escándalo, todo empezaba muy bien y me la pasaba bomba, pero paulatinamente me aburría cantidad, porque no tenía gran tema de conversación con Alexandra. Soy malísimo con las bromas y los chistes porque mi humor es demasiado nerd, mi petulancia me invade y porque yo iba por un objetivo en particular.

Éste sentimiento se acentuó la penúltima vez que asistí a El Escándalo. Esa fatídica noche mientras que estaba acompañado, una vez más por Alexandra, acepté finalmente después de escucharla, que el paso lógico era olvidarla; decisión que coincidió con una vuelta de tuerca a todo lo planteado hasta éste punto. No había existido ningún sobresalto; hasta que en el escenario vi a un par de mujeres de reciente ingreso en el lugar.

Una era SABRINA, una atractiva pero arrogante muchacha rubia, la cuál siempre andaba saltando de La Corbata a El Escándalo y viceversa aunque finalmente había optado por establecerse en el segundo local.

Pero me inquietaba saber que al cruzar miradas con la otra mujer; ella, demasiado alta, de tez morena clara, rostro angelical, cabello largo, ondulado y negro; senos discretos, amplias caderas, trasero prominente y con dos tatuajes sobresaliendo en su cuerpo (uno con la figura de un dragón y dos caracteres chinos alrededor en el hombro derecho y otro en forma de grecas en la cintura); ésta me reconoció y me sonrió.

Me percaté entonces, que frente a mí estaba sorpresivamente ella. Esa noche volví a ver a BÁRBARA.






(1) Xavier Velasco - Mamazonas a Galope, incluido en “Luna Llena en las Rocas: Crónicas de Antronautas y Licántropos”; Pág. 74. Editorial Alfaguara, 2007.

1 comentario:

Anónimo dijo...

me parece interesante el proyecto que tienes desgraciadamente aveces caes en la misoginia, inconcientemente no de manera agresiva, esto demerita un poco tu trabajo.